Emblemático puente Duarte peligra por el robo de sus cables
Las bandas criminales de la República Dominicana han puesto en peligro
el emblemático puente Duarte, en la capital del país, al apoderarse de
gran parte de los cables y tensores que soportan su estructura.
Miles
de vehículos transitan a diario por este puente, puerta de acceso a
Santo Domingo desde el este del país, pero desde hace unos días, agentes
de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) desvían a los
camiones pesados que tratan de cruzarlo desde su lado oeste.
"Es
una medida preventiva. Después del robo se ha decidido desviar el
tránsito pesado para evitar riesgos", dijo a Efe una fuente policial.
Y,
aunque el resto de los vehículos atraviesan con normalidad este paso
elevado sobre el río Ozama, el riesgo es real, según parece, porque la
vigilancia se ha reforzado en sus inmediaciones y hasta el Senado ha
tomado cartas en el asunto y ha creado una comisión especial para
estudiar el problema.
La práctica de robar metales no es nueva en
la República Dominicana, donde los conductores están acostumbrados a
esquivar cada día con su vehículo cientos de accesos al alcantarillado
que no tienen tapaderas porque alguien decidió un día robarlas y
venderlas.
Pero ahora, esta actividad, que comenzó a extenderse
hace unos cinco años, "ha llegado al máximo, al límite" con el robo en
el puente Duarte, porque "ya se está poniendo en riesgo la vida" de la
población, dijo a Efe el senador Carlos Castillo, presidente de la
comisión de Seguridad y Defensa del Senado.
La Cámara Alta ha
creado una comisión especial que tratará el fenómeno de los robos en los
puentes con todos los organismos que tienen que ver con la seguridad
ciudadana y con la vigilancia de los bienes del Estado, para preparar
después un informe sobre el problema.
Algunos senadores han
reclamado ya la prohibición de las exportaciones de este tipo de metales
(fundamentalmente hierro y acero) con el argumento, suscrito por
Castillo, de que República Dominicana no los produce y, sin embargo, su
exportación, a países europeos, entre otros, genera cuantiosos
beneficios a empresas y particulares.
"No creo que sea cuestión
de pobreza, sino del lucro de empresas e individuos", señala el
legislador, integrante de la citada comisión, quien remite al informe
que se elaborará para conocer las cifras exactas de estas exportaciones
que, en todo caso, según él, alcanzan "miles de millones de dólares".
"Hacemos
un llamado a las autoridades para que sometan a estas personas a la
justicia y les apliquen todo el peso de la ley", sentencia.
Los
enormes y pesados tensores y los cables de acero cortados pueden verse
bajo el puente, junto a los enormes bloques de hormigón donde estaban
anclados.
Bajo la mirada de dos militares que vigilan ahora el
lugar, dos operarios soportan el castigo del sol mientras limpian la
basura acumulada entre los cables. Un tercero, Jimmy James, soldador,
aguarda la llegada del ingeniero encargado de los trabajos para ofrecer
sus servicios en las tareas de reparación.
Jimmy James cree que
"el gobierno tiene que tomar cartas en el asunto y condenar a esos
malhechores" porque se trata de "algo que impacta a la ciudadanía entera
(...) que no debe de suceder (...)"
Pero el caso del puente
Duarte no es el primero en el que una infraestructura de este tipo sufre
el ataque de los delincuentes. El senador Castillo recuerda que en
2007, otro situado en una carretera del sur, entre las localidades de
Haina y San Cristóbal "colapsó completamente" tras sufrir un robo
parecido.
"Son cosas absurdas, no puede ser que nosotros, los
ciudadanos dominicanos, no velemos por el patrimonio del estado (...) y
como senadores y representantes del pueblo debemos exigirle al Estado
que cumpla con las medidas de seguridad que se necesitan", apunta, en un
cívico mensaje, el legislador.
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